Continuando con el artículo anterior abordamos la cuarta parte de nuestra sección “Claves para una vida mejor.”
Cuarta: EXPERIMENTA EL AUTÉNTICO PLACER.
Epicuro, filósofo griego, hablaba del placer como ausencia del dolor corporal y de la confusión y agitación mental. Así enlazaba dos conceptos que hoy están absolutamente vigentes. El equilibrio físico y el interior o espiritual.
Los Epicueros hacían distinción sobre placeres más pasajeros y los que podían ser más profundos y prolongados. Veían, a través de los segundos una vida mejor vivida. En mi opinión y sin contrariar esta maravillosa filosofía ni unos ni otros deben ser despreciados. Deben ser bien gestionados. Aunque es cierto que los primeros pueden llegar a provocar pena y sufrimiento, es verdad igualmente que conocidos y detectados pueden ser motivo de disfrute y de satisfacción, siempre que no se conviertan en algo necesario e imprescindible en nuestras vidas.
Imaginad una persona que consiga una paz espiritual, un equilibrio a través de su conocimiento interior, un equilibrio físico y psíquico que le produzca la felicidad. ¿Debe esta persona renunciar a esos placeres pasajeros? ¿ si es conocedor de que son solo eso?, placeres pasajeros. Pues no, los Epicureos, llamaban la atención sobre el exceso de los mismos y del riesgo que se corría al pensar en ellos como algo imprescindible en la vida de un ser humano. Una persona que alcanza el camino de la felicidad, a través del equilibrio en su vida, casi con toda seguridad será capaz para gestionar bien los placeres de la vida. Sin que ninguno de ellos suponga un riesgo para su estabilidad física o emocional.
Revisar la vida que uno lleva a través de esos placeres es conveniente para no caer en la tentación o en el riesgo de que haya alguna actividad que nos absorba tanto que pueda suponer un grave problema para nuestra salud física o emocional.
El consejo y la sabiduría epicúrea estaba en la búsqueda de los placeres estables y tranquilos, ese debe ser una de las metas de los seres humanos pero sin olvidar que conseguidos éstos, será más fácil saber gestionar aquéllos más superficiales y básicos. Los epicúreos denominaban ataraxia al equilibrio físico y emocional, ese equilibrio como he dicho tantas veces solo tiene, en mi humilde opinión, un camino que es el del conocimiento de uno mismo.
Esta descripción de los placeres más o menos profundos no debe llevarnos a pensar que haya que vivir como un ermitaño, sin contacto con el mundo y con esos placeres que están, muchos de ellos al alcance de nuestra mano. La vida nos ofrece tantas cosas maravillosas que no debemos perdérnoslas por centrarnos en algo que aunque nos cause una satisfacción desmedida no nos deje ver el resto. Pensad por un momento si hay algo que os motive tanto que no permita el disfrute de muchas otras. Y si eso es así, reflexionad. Mi opinión es que no debéis dejar que ”un árbol no os deje ver el resto del bosque “.
José Luis Mellado Vergel
Socio León y Vergel Asesores, S.L.