EVITA LOS EXCESOS

Es la sexta de las reglas para una vida mejor. Solón, filósofo  griego del S.VI antes de Cristo, decía: “Nada en exceso”. Solón fue un filósofo, poeta, legislador,  avanzado a su tiempo, me llamó la atención al leer su biografía que prestó una atención especial a la sexualidad de los atenienses; así ciertas decisiones adoptadas, fueron consideradas con el tiempo como una forma de democratizar la sexualidad, así aconsejó y redactó leyes para establecer burdeles públicos en las ciudades para que los ciudadanos libremente los visitaran. Promovía la idea de que cualquier ciudadano era dueño de sus placeres. Conocida es la costumbre griega del mantener relaciones sexuales con jóvenes por hombres más maduros y de estatus más elevados económicamente; lo que hoy serían considerados actos de pederastia, en esa época, no estaba mal visto. Solón intentó regular estas actuaciones para que no se produjeran excesos y abusos.

Solón consideraba que la vida había que vivirla libremente pero sin excesos, que llevaran a depender de los mismos. Marcaba la libertad como la independencia de los mismos. Un pensamiento absolutamente trasladable a nuestros días. Han pasado más de 2.500 años, y sigue vigente. Pensemos por un momento lo que nos sucede y en la sociedad en la que vivimos donde el exceso es fuente de conflictos con nosotros mismos y con los demás. Los griegos sabían que cuando se violaban los límites del término medio razonable, las consecuencias van de la frustración a la más absoluta catástrofe.

Nuestra época viene determinada por tantas oportunidades que nos invitan a los excesos que cuesta muchísimo permanecer aislados a las mismas. Superadas las necesidades básicas en el mundo más avanzado, lo demás es superfluo y está al alcance de muchos. La propia publicidad invita continuamente a vivir la vida a fondo, a consumir todo a todas horas, nos bombardean con mensajes que incitan a “tener”, a la posesión, y a crear necesidades donde no las había.

La reflexión de Solón estaba realizada en un contexto distinto totalmente, donde los excesos podían ser ejercidos por unos pocos. Si el poeta, filósofo levantara la cabeza se sorprendería de la vigencia de su pensamiento y de los enormes excesos en los que caemos casi todos: uso de las tecnologías, ingesta de alimentos, de alcohol, etc, como ejemplos.

“La prosperidad material constituye un aspecto deseable y esencial de la buena vida, pero ni la riqueza obscena ni la miseria generan la felicidad.”

“Incluso lo bueno , buscado y obtenido sin moderación, puede convertirse en una fuente de sufrimiento”. ( Del libro Diez reglas de oro. La sabiduría de los griegos.)

 

José Luis Mellado Vergel

Socio León y Vergel Asesores, S.L.