No soy muy de definiciones, pero sin duda que son necesarias. Podríamos definir un conflicto como una lucha expresa o tácita entre al menos dos partes interdependientes que perciben que sus objetivos son incompatibles, que sus compensaciones son reducidas y que la otra parte les impide alcanzar sus objetivos. Yo, en esta definición, incluiría cuando se habla de conflicto tácito a los conflictos que generamos desde dentro con nosotros mismos. Y más adelante entenderéis porqué.
El primero de los componentes de un conflicto es la discrepancia. Siempre digo que todo conflicto tiene una solución o varias. Si lo digo en público, siempre hay alguien que me dice: Y si ¿hay una parte que no quiere resolver el conflicto?
Pues cierto, la resolución definitiva de un conflicto pasa porque las partes quieran resolverlo, y si no es así habría que convencerles de que la resolución es buena para ambas. Si hay una que no quiere resolverlo, entonces lo mejor para la parte dispuesta a resolver es resolverlo internamente. Los conflictos suelen llevar aparejado emociones que nos hacen daño: resentimiento, ira, rencor, odio. ¡Casi nada! Emociones que nos llevan en muchos casos a somatizarlas y que nos aparecen por algún lugar de nuestro organismo, físico o emocional. Así que esto requiere un trabajo individual y complejo con uno mismo. Como siempre digo el conocimiento de uno mismo y el desarrollo emocional ayuda mucho para encontrar la solución interna y personal a ese conflicto. De esta forma por lo menos el tiempo que dure no será perjudicial para nosotros. Conceptos como el perdón, la compasión, el entendimiento, la serenidad, con uno mismo ayudan mucho a calmar cualquiera de las emociones que antes he citado.
En algunos casos la solución final depende de otros y no de uno, así que, si la otra parte no quiere, habrá que esperar a que recapacite y quiera. Para esto en ocasiones es necesario la figura de alguien que medie, de un mediador, que acerque a las partes.
Los conflictos forman parte de la vida: de una organización, de una familia, de una pareja, de unos amigos, etc. Suelen llevar aparejados unas consecuencias negativas como son: un precio personal elevado, frustración, hostilidad, falta de rendimiento en una organización, un clima social o familiar adverso, consecuencias físicas, dolencias, depresión, malestar estomacal, dolores de cabeza, falta de concentración…
Sin embargo, también, y aunque parezca mentira pueden obtenerse muchas consecuencias positivas: obliga a las partes a clarificar y elaborar la propia posición, con el fin de hacerla convincente; puede incrementar la motivación y la energía propia y del grupo; incrementa la innovación, la creatividad y el progreso; puede incrementar la cohesión interna y la unificación de objetivos; activa y motiva la conducta y desarrolla las habilidades.
Nunca deben dejarse los conflictos sin resolver, siempre que las partes estén dispuestas, cerrarlos es una victoria para todas las partes, todos ganan. Es más, si en un conflicto las partes, todas, no sienten que han ganado, el conflicto estará cerrado en falso, y permanecerá en una de esas partes.
Yo digo, que los conflictos no resueltos van al saco de los conflictos, y este hace que sintamos emociones adversas. Cuando el saco se llena nos puede llevar a tomar decisiones que no queremos o incluso a caer en situaciones emocionales muy negativas. De alguna manera debemos aprender y ocuparnos de ir vaciando el saco.
Un componente importante para resolver un problema es la COMUNICACIÓN, y desarrollar la escucha activa. Recordar, que escuchar es callarse, mirar a los ojos, estar atento a lo que dicen y a lo que sienten, dar tiempo y ser paciente, parafrasear, reformular. NO ESCUCHAR: es emitir juicios. Discutir, interrumpir o completar frases, asumir que sabe lo que va a decir y adelantarse a decirlo, distraer, haciendo otras cosas al mismo tiempo ( p.j mirando el móvil).
Y por supuesto la EMPATÍA, ayuda mucho en la resolución de conflictos, PONERSE EN LUGAR DEL OTRO, o como dice un proverbio chino: Camina un rato con mis zapatos.
José Luis Mellado
Responsable del Dpto. de la Felicidad de León y Vergel