LA BONDAD HACIA LOS DEMÁS TIENDE A SER RECOMPENSADA
La bondad es una virtud propia de los seres humanos. Es la capacidad para hacer el bien o reflejar el bien. Ser bondadoso significa ser benevolente, procurando siempre el beneficio del prójimo.
Yo acuñé una frase que me encanta y que está relacionada con el ser bondadoso. Es la que dice: “yo quiero que tú seas mejor porque eso me hace mejor a mi”. Esta frase tiene un trasfondo muy profundo, ya que habla de la bondad, del ser humano social, que necesita a sus semejantes para relacionarse y ser mejor, habla de compartir y no competir, de jugar y no juzgar. Pero el pensamiento en si encierra la bondad y la conciencia social por encima de la individual. Algo que se ha ido deteriorando a lo largo de las últimas décadas.
Un filósofo suizo, Rousseau, maneja una base filosófica que me parece acertada y que podríamos resumir en: el ser humano es naturalmente bueno, y es la sociedad la que puede corromper su estado natural bondadoso. Un pensamiento sin duda optimista que basaba la condición humana en la bondad. Rousseau va más allá, al determinar que es la sociedad la que va corrompiendo al ser humano.
Otro filósofo, anterior en el tiempo a Rousseau, Hobbes, mantenía todo lo contrario: la vileza del ser humano y su maldad intrínseca. Su famosa frase, que encierra esta filosofía: el hombre es un lobo para el hombre. Esta es una concepción pesimista del ser humano.
Dentro de cada ser humano están todas las virtudes; de esto hablaban los griegos, y es el desarrollo personal el que determina las que prevalecen en el futuro. Yo estoy más cerca de Rousseau, que de Hobbes; creo que la condición humana es bondadosa y solo se distorsiona por condicionantes de distinto tipo. Absolutamente de acuerdo en que todo, virtudes y defectos están dentro de cada uno de nosotros y nosotros elegimos lo que somos y lo que seremos a lo largo de nuestra vida. A través de nuestra libertad de elección y de pensamiento.
La bondad no es solo buena para el que la recibe sino que se convierte en muy gratificante para el que la da. Tiende a revertir sobre quienes la hacen o la dan, es como una recompensa kármica. Practicar la bondad es enormemente placentero, y si se realiza sin esperar nada a cambio es tranquilizadora y genera serenidad en el espíritu. Os invito a que probéis, a que practiquéis y realicéis alguna acción bondadosa. Explorar como os sentís cuando la hayáis hecho. Además, estamos en una época, la Navidad, propicia para que nuestros corazones retornen a tiernos y dulces y nos sea más fácil, absorbidos por el espíritu navideño, la realización de este tipo de acciones. Sentirnos más cercanos con y hacia los demás. Pequeñas obras desde el “ser bondadoso” generan grandes movimientos sociales de bondad. Tarde o temprano se lucirán dentro de nosotros.
José Luis Mellado Vergel
Socio León y Vergel Asesores, S.L.