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Todos los seres humanos tenemos un sentido vital, uno prioritario o varios, pero cuando hablamos de VITAL, pensamos en lo que hace que fijemos nuestros objetivos prioritarios. Por ejemplo, para uno puede ser sacar adelante a sus hijos, responsabilizarse de ellos, alimentarlos, darle estudios, educarlos…; para otro puede ser su empresa, llevarla a un crecimiento, a que sea cada día más grande… Como se ve el sentido está claramente unido a los objetivos. A través de los objetivos que nos marcamos damos y cumplimos el sentido a nuestra vida. Este mismo razonamiento nos serviría para la empresa.

Dirigir nuestra vida con sentido requiere en muchas ocasiones una reflexión profunda y una formulación adecuada de nuestros objetivos. Esto se suele hacer de una forma a veces, casi inconsciente, sin pararnos a pensar, e incluso si alguien nos preguntará lo miraríamos hasta de forma extraña, sin entender muy bien qué pregunta.

Lo que está claro es que cuanto más definido esté el objetivo será mucho mejor para dirigir nuestra vida con más sentido y siendo conscientes de ello.

Recomiendo un primer ejercicio que se puede hacer escribiendo en la siguiente matriz:

LO QUE TENGO Y QUIERO                                                       LO QUE TENGO Y NO QUIERO

Te sientes bien, con esto.                                                                    Despréndete.

LO QUE NO TENGO Y QUIERO                                                LO QUE NO TENGO Y NO QUIERO
Búscalo.                                                                                          Olvídate, protégete.

Este sencillo ejercicio nos puede hacer reflexionar sobre la consecución de nuestros objetivos.

Sobre el sentido de nuestra vida.

Si hay algo que tienes y quieres, por ejemplo, a tu pareja, y eso lo planteas como un objetivo vital, analiza por ejemplo si haces lo posible y necesario para que eso ocurra.

Y si tienes algo que no quieres, por ejemplo, rencor, reflexiona y trabaja para deshacerte de él.

Y si no tienes algo que quieres, por ejemplo, tiempo libre; piensa como conseguirlo.

Y si hay algo que no tienes y no quieres, igualmente protégete y prepárate para que no ocurra o no te asalte.

Como se observa cualquiera de las cuestiones que acomodemos en cada una de las afirmaciones puede ser considerada como un objetivo de nuestra vida.

Cuanto mejor estén formulados estos objetivos, que deberían revisarse cada cierto tiempo, mejor tendremos marcada la dirección y el sentido de nuestra vida. Es necesario decir que estos objetivos son dinámicos y que a lo largo de nuestro viaje vital cambian.

Por último os voy a dar una relación de preguntas que podrían ayudaros a conseguir el logro de la dirección:

¿Qué es lo que querrías para tu vida?
¿Cuál es el sentido de tu vida en la actualidad?
¿Qué relación tiene el objetivo que te propones con el sentido de tu vida?
¿Cuál es el resultado que buscas?
¿Qué representa para ti el logro de ese objetivo?
¿Qué aportará a tu vida?
¿Para qué deseas alcanzar ese objetivo?
¿ Qué pasaría si no logras el objetivo?

Se pueden formular muchas más preguntas relacionadas con cualquiera de los objetivos y con la dirección con sentido, y esas saldrán de la reflexión que cada uno haga. 

Esta herramienta de reflexión es muy potente para desarrollar y avanzar en el crecimiento interior.

La fuente que he utilizado para escribir este artículo es documentación del Instituto Potencial Humano, y específicamente de su curso de Programación Neurolingüística.

 

 Jose Luis Mellado Vergel

Socio-Gerente