La soberbia es una de esas cualidades adheridas a la personalidad… a la forma de ser de una persona. Algunas personas la traen puesta. Es curioso observar como hay personas que nacen con ella o están predispuestas a desarrollarla a lo largo de su crecimiento como seres adultos. Otras la adquieren a lo largo de la vida, en la mayoría de los casos por sucesos que nos superan y que no sabemos digerir convenientemente. Es un sentimiento de valoración de uno mismo por encima de los demás.
El éxito es peligroso porque alienta a nuestro ego y si no somos capaces de domarlo y dominarlo puede llegar a superarnos de forma que nos haga perder la visión objetiva de nuestro entorno. Creernos, de repente, que somos el ombligo del mundo y que lo que nos rodea está solo y exclusivamente a nuestro servicio, que nada ni nadie es más importante que nuestra opinión.
Hace muy poco una amiga, Lourdes Morales, entre otras muchas cosas, especialista en Cábala, me hizo la mía. La Cábala es la ciencia que explora los orígenes del hombre, su propósito en la vida y el método para alcanzar una percepción de la realidad más allá de los cinco sentidos del cuerpo. Una sabiduría de más de 4.000 años. En ese estudio, me decía entre otras muchas cosas, que debía tener cuidado con mi soberbia, que podía llegar a sobrepasarme y a ensuciar uno de los valores más preciosos e íntegros que intento desarrollar como es la humildad, que junto con la honradez y la honestidad, marcan el camino de las tres haches, sobre el que he montado mi vida.
En los dos últimos años están ocurriendo en mi vida algún que otro suceso que me lleva a pensar en el éxito en algunos proyectos que emprendo, y no desde la parte económica, sino más bien en la parte del desarrollo del conocimiento emocional. Hay algunas personas que muestran interés por lo que hago, me llaman y me invitan a actos en los que antes no estaba ni tenía acceso. Esto hace que aparezca el dichoso ego y junto a él la capa de la soberbia. Le decía a un buen amigo, que si algún día me ve a unos centímetros del suelo, que por favor me devuelva a la realidad. Como decía la Madre Teresa de Calcuta, en su inmensa humildad, que sabía que era una gota en el océano, pero que también era consciente de que el océano estaba compuesto de miles de millones de gotas. No creo que debamos olvidar nunca estas palabras.
La soberbia es un condimento tenebroso que puede hacer desaparecer lo bello que podamos tener en nuestro interior.
Como dice Fernando Savater: “Ser soberbio es básicamente el deseo de ponerse por encima de los demás. No es malo que un individuo tenga una buena opinión de sí mismo —salvo que nos fastidie mucho con los relatos de sus hazañas, reales o inventadas— lo malo es aquel que no admite que nadie en ningún campo se le ponga por encima”.
Y para terminar de un poema del fallecido Rafael de Cózar: “ Si alguna vez te sobre un pequeños hueco en tu ternura ocúpala conmigo. Prometo estar en él, callado y quieto como una sombra”. La ternura suele estar reñida con la soberbia.
Pd. Si alguien está interesado en recibir su cábala el correo de Lourdes Morales es: coachpersonal@live.com.
José Luis Mellado Vergel
Co-gerente de León y Vergel Asesores, S.L.