Si introducimos en el famoso buscador de internet la palabra “ERASMUS” encontraremos la siguiente definición: “Erasmus es un programa que promueve el intercambio de estudiantes entre Universidades europeas”. Pero todo estudiante que haya tenido la grata oportunidad de disfrutar de la experiencia sabe que es mucho más.

Para todo aquel que no conozca sobre este programa, que tenga inquietudes sobre el mismo o bien aquel que quiera recordar por un instante su momento Erasmus, vamos a introducirnos, desde los inicios, en esta forma de vida tan particular.

 El programa de intercambio comenzó en 1987 de la mano de la asociación estudiantil europea AEGEE con el nombre de European Region Action Scheme for the Mobility of the University Students, lo que actualmente conocemos por su acrónimo, ERASMUS.

Es conocido además, que estas siglas coinciden con el nombre del humanista holandés, Erasmo de Róterdam, estudioso del Renacimiento europeo, que estudió en París y Países Bajos, viajó por varias ciudades de Italia, visitó Inglaterra e incluso enseñó en Cambridge. Por lo tanto lo que se intenta demostrar, es que el espíritu viajero de Erasmo, mostrado siglos antes, pretendía, ya en ese entonces, favorecer la movilidad de los estudiantes universitarios en Europa.

Desde 1987, más de 3 millones de estudiantes europeos se han beneficiado de este tipo de formación, y según nos muestran las estadísticas, cada año más estudiantes, países y universidades se unen a la experiencia ERASMUS. De hecho, en el año 2004 el programa obtuvo el premio Príncipe de Asturias a la Cooperación Internacional, manifestándose incluso, en el acta del jurado, que es “Uno de los más importantes proyectos de cooperación internacional en la Historia de la Humanidad”. Sin duda, una afirmación que no podría definir mejor dicho programa.

Tras analizar, sintéticamente, la historia de este conocido programa, debemos de comentar la parte humana de este gran programa de formación.

Todo universitario conoce o más bien mal-conoce previamente que es la experiencia Erasmus. ¿Quién no ha escuchado alguna vez que es un programa para aprobar asignaturas? ¿O que es un programa para estar todo el día de fiesta y no ver la universidad?

Pues bien,  diría que eso es tener un mal conocimiento de lo que significa la experiencia en sí, ya que cuando tienes una conversación con un estudiante Erasmus te dirá, en mayoría de las ocasiones, que es una experiencia que te hará crecer y que tendrá una gran influencia en tu personalidad y a lo largo de tu vida profesional. Bien es cierto, que cada estudiante tiene sus propias inquietudes, y que depende de uno mismo disfrutar la experiencia como considere que le será más productiva.

Bien, volvamos al momento pre-erasmus. Normalmente, cuando se quiere disfrutar de la experiencia, existen infinidad de dudas y se suele realizar una búsqueda sobre que es el programa, que tramites hay que hacer, que países puedo optar, en que países me gustaría vivir, universidades extranjeras, foros de antiguos erasmus…Investigación totalmente necesaria para prepararse previo a los meses de aventura, evitando así, perder tiempo en el lugar de estancia con tramites.

Tras meses de papeleos, incertidumbre e indecisiones llega el momento de partir, en ocasiones solo, hacia un país donde no sabes que te puedes encontrar. En estos momentos la mente juega malas pasadas y solemos centrarnos más en los aspectos negativos al inicio de la experiencia, como son incertidumbre a la hora de conocer gente, soledad, idioma, inestabilidad. Es destacable, que todo este negativismo desaparece durante la primera semana o incluso durante el primer día, bien depende de la actitud de cada uno.

Ha comenzado aquí, una vivencia que recordaras el resto de tu vida. Una experiencia que intentarás exprimir cada minuto.

Al fin y al cabo podríamos decir que es un simulacro de tu posible vida en un país extranjero o bien de tus primeros pasos de total independencia. Lejos de tu casa, de tu familia, de tus amigos, tienes que aprender a sobrevivir en muchas situaciones diferentes sin ayuda de nadie que te pueda rescatar, ya te encuentras a muchos kilómetros de tu casa.

A la vez, tienes que aprender a tratar con multitud de personas, cada una de ellas de una cultura y personalidad poca o muy diferente a la tuya. Uno de los aspectos que más enriquece la experiencia es conocer formas de pensar, culturas,  totalmente diferentes a las tuyas y aprender a incluir en tu vida todos aquellos que te puedan o no beneficiar. Cada una de las personas que conoces te marca en mayor o menor medida, sean o no de tu nacionalidad, ya que mantienes con ellos una convivencia diaria, que te ayuda para desenvolverte en un idioma extranjero, entre otras muchas cosas.

Otro punto enriquecedor es la educación en una universidad extranjera, ya que como sabemos en nuestro propio país, de una provincia a otra cambian los programas enormemente, imagínate entonces lo que cambian entre países. Conoces otras formas de educar, con lo que puedes ayudar a mejorar la educación en tu país de origen, viendo que cosas hacemos mal, cuales se pueden mejorar y cuales hacemos bastante bien. Incluso te puede aportar nuevos métodos de estudio, ayudándote así a tu futuro profesional.

Lo que pretendo transmitir es que el programa ERASMUS son personas y no instituciones u organismo. Son personas con ilusión, curiosidad y sobre todo ganas. Ganas de conocer cómo sería tu vida fuera de tu país, fuera de tu casa, fuera de tu zona de confort. Pero por encima se encuentra la disposición a aprender y a dejarte enseñar, que es clave para disfrutar la estancia al 200%.

Cada estudiante tiene sus propias motivaciones para acudir a este programa, como ya hemos comentado, pero lo importante entonces es que al volver, tengas la sensación de haber disfrutado, aprendido y hecho todo lo que has podido. Te darás cuenta de que, en algún momento de tu vida, esta experiencia te dará los frutos que necesitas.

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Rosana Cuadra Martínez

Estudiante Erasmus