Continuando con el artículo anterior abordamos la tercera parte de nuestra sección «Claves para una vida mejor.»
Tercera: ATESORA LA AMISTAD.
Decía Aristóteles: La amistad es una relación en la que dos personas llegan a compartir la misma alma. En general la filosofía griega marcaba como una de las diferencias determinantes entre los seres humanos y los animales era la necesidad de afiliación, de tener amigos. No se podía hablar de identidad humana completa sin el vínculo asociativo de la amistad.
La amistad es algo enormemente cualitativo. En la época de tecnología que vivimos, los amigos somos capaces de contarlos por miles, según los tengamos asociados al Whatsapp o al Facebook. Existe casi una competición por aglutinar amigos. Los filósofos griegos evaluaban la amistad en función del vínculo espiritual que define esa relación. Es imposible bajo este prisma de la amistad cultivada y de calidad tener más de unos cuantos amigos. Porque la amistad hay que desarrollarla, mimarla y cuidarla como si de un bebé se tratara. Y esto supone dedicarle mucho tiempo, por lo que difícilmente podríamos tener más de media docena de amigos.
La amistad es un vínculo casi sagrado entre dos seres humanos, que requiere obligaciones por ambas partes, deberes, compromisos y sacrificios. Una vez alcanzada hay que cultivarla y trabajarla continuamente. La amistad es como una rosal que si no lo riegas se va marchitando. Necesitamos regar el rosal para mantener sus flores bellas, pues algo parecido pasa con las amistad, si la dejas sin prestarle atención podemos perderla y, a veces, recuperarla es muy difícil.
Con estos comentarios, podríamos aseverar que una vida social intensa no garantiza que tengamos un círculo de amistad grande, porque esa vida social lo que hace es llenar nuestra vida de conocidos. Y alguno/a se podría preguntar: ¿Cómo podría saber quiénes son mis verdaderos amigos/as? La amistad está basada en la confianza y la concordia. Para saber cuántos amigos tienes, piensa en cuales de tus conocidos podrías considerar verdaderos amigos, en quién confías y qué grado de concordia poseéis los dos.
La amistad es un bien escaso. No se colecciona ni se aglutinan amistades supuestas, para después de un tiempo olvidarlas y abandonarlas. La riqueza y el poder no son la base de una auténtica amistad. Cultiva la amistad de tus verdaderos amigos y no caigas en el descuido, porque a veces perderla, es perderla para siempre, porque recuperarla a veces se hace imposible.
José Luis Mellado Vergel
Socio León y Vergel Asesores, S.L.