Continuando con el artículo anterior abordamos la quinta parte de nuestra sección “Claves para una vida mejor.”
DOMÍNATE A TI MISMO.
Epícteto, filósofo, nacido en el año 55, decía que: “Quien no es el amo de sí mismo no es libre”. Otra de las claves que considero fundamentales para vivir una vida plena y que puede llevarnos a un camino en un estado de felicidad.
Hablar del dominio o control de uno mismo, es volver al conocimiento interior. Los estoicos que era la corriente filosófica a la que pertenecía Epícteto, estaban preocupados esencialmente por problemas éticos, y sostenían que se llegaba a la virtud a través del conocimiento. En algún momento he hablado en este espacio de cómo alcanzar la capacidad crítica a través igualmente del saber. El conocimiento debe llevar a alcanzar la libertad interior de una forma certera. Sin duda, creo que el conocerse a uno mismo lleva a ese control o dominio de las acciones, de las reacciones , de las emociones y de la vida propia.
Podríamos imaginar un mundo donde el dominio interior imperase en las relaciones humanas, con nosotros mismos y con los demás. Cuántas veces no hemos querido echar marcha atrás en hechos o sucesos provocados por nosotros en un momento de ira que nos ha llevado a decir o a hacer algo de lo que nos hemos arrepentido.
Creo que ese dominio del que nos hablaba Epícteto hace dos mil años es posible a través del autoconocimiento. Llegar a este estadio es llegar a una libertad completa del individuo. Esto requiere sin duda, una lucha interior, donde pretendamos alcanzar los equilibrios racionales y emocionales que nos lleven a esa situación.
Todas estas afirmaciones están relacionadas con el autodominio. Llegar aquí exige un entrenamiento emocional que nos puede llevar a él. Nadie nace sabiendo actuar correctamente en cada situación que la vida depara. Hacerlo desde la certeza absoluta es casi imposible, pero hacerlo desde la convicción de hacer lo que uno quiere hacer según su libertad como ser humano y según los valores que imperan en su vida, esto si es posible desde ese principio fijado por Epícteto.
El esfuerzo de llegar a ese nivel de autocontrol merece la pena y todos deberíamos luchar por conseguir controlar las fuerzas exteriores que nos llevan, algunas veces a distorsionar, desviar y modificar pensamientos y actos que, de otra manera, hubiéramos llevado a cabo sin pensar el daño que podemos provocar.
Hay seres humanos que no se consideran libres porque están atrapados en algún vicio del que no consiguen salir. Considero que no solo estos vicios ( como puede ser el tabaco, el alcohol), sino incluso las creencias, el pensamiento direccionado hacia una misma línea, hace que una persona pueda no sentirse libre. Y aunque tenga la sensación de serlo, sin embargo esa situación pueda encorsetarlo hasta no tener el control sobre sí mismo. Un ejemplo claro son los partidos políticos y la fidelidad que exigen a sus seguidores para llevar una conducta adecuada a la ideología establecida, sin que puedan salirse de la disciplina de partido.
¿Quién de vosotros/as siente que tiene un dominio de sí mismo/a, que lo hace sentir un ser libre?
José Luis Mellado Vergel
Socio León y Vergel Asesores, S.L.