SE RESPONSABLE
Decía Pitágoras: Repróchate tus errores. Pitágoras es famoso por su teorema, sin embargo, y aunque menos conocido era su difusión sobre su doctrina de la conducta humana. Daba gran importancia a la parte espiritual del ser humano, a su cuidado. Hacía a sus discípulos reconocer sus errores desde la sinceridad, y nunca eludiendo la responsabilidad individual de cada uno.
Si Pitágoras levantara la cabeza transcurridos más de 2.500 años desde aquellas reflexiones observaría sorprendido, la vigencia de las mismas, y como el mundo en que vivimos, especialmente nuestra sociedad ha evolucionado en sentido contrario.
Nuestra sociedad es una “ sociedad victimista” y “ simuladora”. Es difícil encontrar a alguien que sea capaz de reconocer sus errores. Y además y para más desconsuelo una sociedad donde la forma prevalece siempre sobre el fondo.
Cuando ocurre algo negativo en nuestras vidas difícilmente nos planteamos nuestra responsabilidad en ese hecho, es normal buscar alguien a quién hacer responsable o culpable de lo que nos ha sucedido. Si es cercano mejor, y si no lejano, el caso es la no asunción de responsabilidades.
Después de haber vivido una crisis económica profunda, más profunda es la de valores, y todavía sin haber salido de ella, seguimos pensando; muchos, que toda la responsabilidad es de los políticos, y que los demás somos meras víctimas del sistema. Esa falta de autoconciencia y de reconocimiento de que algo tenemos nosotros, todos, que ver con esto nos ha llevado a lo que llamo la deshonestidad social, y a su vez a una mentira autoengañosa. Estos ingredientes son letales para la felicidad.
Una aceptación completa y sincera de la responsabilidad nos hace humildes, más humanos, más justos hacia nosotros mismos y hacia los demás. El reconocimiento tiene como efecto directo aceptar las consecuencias, aunque éstas sean perjudiciales para nuestro interés y tengamos que sufrir las mismas.
Ese reconocimiento de la responsabilidad nos hace más honestos y ser sin duda ejemplo para los demás, y no nos olvidemos el efecto que este ejercicio tiene sobre nosotros mismos. La aceptación es un bálsamo para el alma.
Decía Pitágoras que la sinceridad con uno mismo es uno de los grandes imperativos de la vida, y que sin ella es imposible convertirse en un ser humano adulto y maduro.
Recomiendo que visionéis una película argentina que se títula: “ Sin retorno”. Película de suspense donde se pone manifiesta la negativa a la aceptación de la responsabilidad y las consecuencias que esto puede llegar a acarrear.
Evitar la responsabilidad frente a los demás, es evitarla frente a nosotros mismos. Fomenta el autoengaño. Y terminamos creyendo lo que hemos generado en nuestro pensamiento para evitar la responsabilidad de nuestros actos.
( Del libro Diez reglas de oro. La sabiduría de los griegos).
José Luis Mellado Vergel
Socio León y Vergel Asesores, S.L.