¿Qué es un necio-a?
Se aplica a la persona que es tonta o torpe o hace cosas que carecen de lógica o de razón. Que es ignorante y obstinado. También una persona que debería saber según su condición o puesto y no sabe.
Si a eso le añadimos el adjetivo próspero, entonces nos encontramos de lo que hablaban los filósofos griegos “que el dinero es un ingrediente necesario pero no suficiente para vivir una buena vida y alcanzar la felicidad y sabiduría”.
“Quienes vinculan la prosperidad con una vida feliz y significativa son unos necios, por prósperos que sean, porque han malinterpretado la jerarquía de los valores que gobiernan una vida vivida correctamente.» Soupios y Mourdoukoutas. En nuestra cultura los tontos con dinero o poder. Se dice que no hay nada más peligroso que un tonto con poder. Para ser más suaves, podríamos hablar de los necios con poder. ¿No os suena esto en la política española?
Hay muchísimos políticos que se aferran al poder y que hacen de su vida una vida vinculada al mismo, olvidándose de los valores que le guiaron un día a hacer política. El poder corrompe de una forma bestial, y son pocos los que consiguen mantenerse intactos y firmes ante los ataques morales de un sistema político que lleva inexorablemente a tener que enfrentarse a elecciones donde la escala de valores debe verse afectada de forma frontal si se quiere mantener el poder.
Esto es la gran realidad de la política actual. No solo a nivel nacional si no a nivel internacional. Supera sin duda nuestras fronteras. Y no digamos en regímenes donde el poder se alcanza a través de la “prosperidad económica” o el dinero. Cualquier tonto, cualquier necio puede llegar a tener entre sus manos tanto poder que puede llegar a poner en solfa el equilibrio mundial, incluso el equilibrio natural. Esto es hablando de grandes poderes, pero si nos vamos al átomo de la democracia, al voto; que también es poder, ya que es el que lleva en nuestro sistema a los que tenemos gobernándonos, imaginaos el voto en manos de un necio, y en este caso puede ser que incluso no dañado de la prosperidad, de la riqueza. Sigue siendo un necio, un tonto, sin capacidad crítica para explicar y razonar la utilización de ese poder ( su voto).
Decía Esquilo: “los necios prósperos suponen una carga, ante todo para sí mismo porque al no comprender la naturaleza puramente instrumental del dinero se condenan a llevar vidas carentes de mérito y sustancia”. No debemos quedarnos en el daño a sí mismo, porque hay otro más grave que es el daño que se hace a los demás; con modelos e iconos culturales que pueden ser enormemente perjudiciales para la salud social, intelectual y espiritual. Esto solo puede prevenirse a través de la cultura, de la formación y de la educación. Es el antídoto que sirve para tantas cosas y de entre ellas protegernos de los necios prósperos y peligrosos.
Responsabilidad de cada uno es no convertirse en un NECIO PRÓSPERO.
José Luis Mellado Vergel
Socio León y Vergel Asesores, S.L.