A una semana prácticamente del estado de alerta cuando toda esta historia de ciencia ficción no ha hecho nada más que empezar, me toca directamente lo de la muerte por esta pandemia. No es lo mismo ver, observar y pensar las situaciones desde fuera, que desde dentro.

Ayer un amigo madrileño que reside en Almería me da la noticia del fallecimiento de su padre debido a este ridículo, pero efectivo virus. Y esta muerte, como otras muchas de las que nos enteraremos poco a poco, pudo ser evitada en condiciones normales.

Creo que de las pocas cosas en las que casi todos estamos de acuerdo, es que finalmente la virulencia de esta pandemia está en la saturación de los servicios médicos, provocada por el nivel tan grande de contagio que provoca el coronavirus.

El padre de amigo entró y se quedó en el pasillo de un hospital. Es de esos casos que ya hemos oído donde se tiene que elegir entre la vida y la muerte. En función de las condiciones del paciente y de su entorno en ese momento, se elige. La mano de Dios (si es que existe quién decida desde una Divinidad) en las manos del ser humano. Quizás lo más duro, no sé hasta que punto, porque no lo he vivido en mis carnes, era la imposibilidad de haber acompañado a su familia en la despedida del padre que se marcha, mas que la propia muerte . Él en Almería, su familia en Madrid.  En un audio, anoche, me explicaba como se sentía y se ha sentido en este proceso. La suerte de tener amigos “trabajados”, gente con la capacidad para describir perfectamente sus emociones, sus sucesos y sus sentimientos, es tener la suerte de poder vivir a través de ellos, una experiencia no vivida en mí. En ese audio de dos minutos y medio me explica como ha vivido desde la distancia todo este proceso de dolor, de pérdida de un padre, que podría estar vivo, y estas circunstancias se lo han llevado. Me cuenta que las tecnologías, en este caso, le han permitido amedrentar su dolor. A través de una videoconferencia por WhatsApp, ha podido acompañar a dos de sus familiares al entierro de su padre. Seguramente nunca imaginó que su padre iba a despedirse con tan poco acompañamiento. Por lo que se ve los protocolos en estas situaciones son muy restrictivos. Habría que ver en caso de un político si se guardan estos mismos, porque en esta crisis, da la sensación de que ellos están inmunes, y pueden saltárselos. Me dice, en ese audio, que cree que esas imágenes conseguidas por el móvil le van a hacer más fácil asumir el duelo de esta pérdida de un ser tan querido. Y todo esto puedo entenderlo más fácilmente porque yo perdí a mi madre hace menos de dos años, y no en estas circunstancias tan dramáticas. Necesitamos imágenes y sensaciones para minimizar el duelo de la pérdida. Está comprobado. También me habla de la sensación al despertar a la mañana siguiente a la muerte de su padre, esa sensación inicial de que todo ha sido una mala pesadilla, un mal sueño, y como a medida que iba despertando, iba asumiendo y cayendo en una profunda tristeza. Los recuerdos le golpeaban a cada momento. Y termina el audio deseando que podamos darnos un pronto abrazo.

Sin duda esta situación inédita que vivimos ha puesto de manifiesto una de las emociones básicas más dañinas y en ocasiones más beneficiosas que podamos vivir: EL MIEDO.

Y para mí, la manifestación global, mundial, de que la humanidad no está preparada para la MUERTE. Un suceso inapelable en nuestras vidas que no hemos asumido aún, un hecho que prácticamente nadie puede controlar, y nos preocupa de una manera especial. Siempre recuerdo una frase que sin duda, alumbra mi camino de vida: NO TE PREOCUPES DE AQUELLO QUE NO PUEDAS CONTROLAR ( Epicteto). A mi esta frase me ayuda mucho a caminar, desde ahí, he curado heridas emocionales en días, que antes permanecían en mí meses.

Desde mi casa, un estupendo bastión de observación, así desde esa observación diaria pongo de manifiesto otro de los sustantivos que se asientan en estos días y del que nunca había hablado es la VILEZA. Curiosamente comparte con la belleza, sus últimas cuatro letras, y no sé si puedo encontrar en tan palabra dañina, la primera claro, similitud con la belleza. O imaginar que  alguna acción vil pueda ser considerada como bella.

Transcribo algunos de los significados-matices de esta palabra que describe como somos. Y digo esto, parafraseando, a uno de los hombres más influyentes de la humanidad, Jesucristo: “quien se encuentre libre de pecado ( vileza) que tire la primera piedra”. ¿Quién puede afirmar que nunca se ha comportado vílmente?

  1. 1f.Modo de ser, de comportarse y de hablar infame y despreciable. ruindad.
  2. 2. Acción o palabras viles y despreciables. villanía.
  3. Calidad de vil.

Acción o expresión indigna, despreciable.

sustantivo femenino.

  1. nobleza cualidad de lo que es despreciable y bajo La vileza de sus actos es moralmente reprochable.
  2. dicho o hecho bajo y despreciable. Sus injurias fueron una vileza.

sustantivo femenino.

  1. modo de ser infame y despreciable proceder con vileza.
  2. comportamiento infame y despreciable cometer una vileza.

 

En esta crisis tendríamos cientos de casos que nos traen las redes sociales de la vileza del ser humano. Cientos de personas utilizan las mismas para manifestarse como viles, como rastreros y despreciables. Como personas que aprovechan estos momentos en sacar lo peor de ellos mismos, amparados en su miedo, y sin darse cuenta que lo que trasladan a través de otros son a ellos mismos, reflejándose en el espejo que supone el objeto de su ira.

El miedo y todas las emociones conexas nos dirigen hacia caminos que en otras circunstancias no iniciaríamos. Recordemos la conexión entre el miedo y la ira. La ira y la violencia (física o verbal).

Me encanta la definición que hace “Bisquerra y otros” sobre el miedo, en ese atlas humano que es el libro: “el universo de las emociones”: “el miedo es la emoción que se experimenta ante un peligro real e inminente, que se vive como arrollador y que pone en riesgo la salud y la vida. El miedo es activado por amenazas a nuestra seguridad física en primer lugar. También por la amenaza a personas queridas o a otras personas por razón de la empatía.” Sigue, diciendo que la respuesta es la huída o la evitación, y si no se puede, se afronta el peligro. En nosotros esta afrontarlo desde la violencia o la ira, o desde posiciones más ventajosas.

Dice Carl Rogers:

“He llegado a sentir que sólo existe una persona (al menos mientras yo viva, y quizá también después) capaz de saber si lo que hago es honesto, cabal, franco y coherente, o bien si es falso, hipócrita e incoherente: esa persona soy yo. Me complazco en recoger todo tipo de opiniones sobre lo que hago. Las críticas (amistosas y hostiles) y los elogios (sinceros o aduladores) son parte de esas pruebas. A nadie puedo ceder la tarea de sopesarlas y determinar su significado y utilidad.”

No puedo estar más de acuerdo con esta afirmación que encierra varios aspectos importantes en nuestro AUTOCONOCIMIENTO. Hablando de vileza, solo el que afirma puede saber desde que punto lo hace, como bien dice Rogers, a veces se aprecia desde fuera conociendo quién afirma y sobre quién si ese comentario pudiera ir cargado de ese veneno o no. Y ver desde las críticas y elogios ese autoanálisis de nosotros mismos. Ayer terminé bloqueando a un conocido porque sus comentarios siempre están cargados de está vileza que comento, y me daña el observar como uno tras otro cae en ella. Creo que era el único político que me quedaba en el WhatsApp ( solo utilizo esta red social). Y tengo que confesar que si no me lo he quitado antes era porque me sentía comprometido con él porque fue uno de los que me abrió las puertas de Cuba.

Toda esta crisis nos da enormes oportunidades y una es la OBSERVACIÓN y por supuesto la auto-observación, de lo que pasa a nuestro alrededor y dentro de nosotros mismos. No os la perdáis.

En Venta del Pobre, Níjar, Almería a 22 de marzo de 2020. Año del Covid.

José Luis Mellado Vergel