Ya existen evidencias científicas de las repercusiones psicológicas que van a ir apareciendo como consecuencia del estado de emergencia sanitaria. Esto se produce sobre todo a posteriori, por lo que es vital ser consciente para tomar acciones preventivas. Y es así, ya que nuestro organismo funciona procurando adaptarse a la situación; Por ejemplo, cuando hacemos un viaje, estamos expuestos a condiciones climatológicas adversas, un periodo intenso de exámenes… que al terminar nuestro cuerpo se relaja, bajan las defensas, nos pueden salir herpes, nos acatarramos, etc.
Por ello, es urgente la adopción de medidas para prevenir y minimizar las repercusiones de la crisis por el estado de pandemia mundial sobre la salud psicosocial de la población.
Técnicas de afrontamiento centradas en el individuo:
Tienen como objetivo reducir la ansiedad, los pensamientos negativos y las relaciones conflictivas. Se diferencian de las técnicas centradas en el problema en el foco de intervención. Dado que no todos los problemas son solucionables o dependen en gran parte de uno mismo, nos centraremos en estas. Podemos encontrar:
- Respiración: Uno de los síntomas del estrés es la hiperventilación: respiración rápida, acelerada y superficial que contribuye a aumentar los niveles de estrés. Por ello, practicar la respiración diafragmática (llenando por completo los pulmones hasta notas que la parte baja del tronco también se hincha) profunda y calmada sirve para cortar con los pensamientos disfuncionales y otorgar “aire limpio” a nuestras células.
- Relajación: El objetivo es reducir el grado de activación y reducir la segregación de sustancias en sangre (glucocorticoides), generadas por el estrés, que pueden ser “tóxicas” si no se queman con ejercicio físico en ese instante. Y si esta situación se prolonga, conllevará problemas de salud.
- Visualización: Consiste en prestar atención a situaciones que producen serenidad, placer, calma… De esta forma se pretende cambiar estado de ánimo, infundiendo sensaciones placenteras.
- Estrategias cognitivas. Estas tienen como objetivo identificar los pensamientos que van apareciendo para así cuestionarlos y poder parar y desechar aquellos que solo nos inducen a estados emocionales desagradables y disfuncionales.
- Estrategias emocionales: es importante en primer lugar conectar con lo emocional. Esto es así ya que nos hemos distanciado de esa parte nuestra tan relevante si no más que la lógica y mental. Por ello, aquí se ofrecen algunos consejos:
- Habla desde tus propias emociones y puntos de vista, con expresiones subjetivas: “en mi opinión…”
- Utiliza verbos emocionales en tus discursos: ilusionar, amar, preocupar, disgustar…
- Para hablar sobre otras personas haz referencia a sus comportamientos y no a lo que son: “tu comportamiento ha sido imprudente” en lugar de “eres imprudente”
- Evita la comunicación en momentos de desbordamiento emocional
- Coherencia entre lo que transmites y tu expresión emocional
- Apóyate en los gestos para enfatizar
- Tono adecuado
- Seleccionar los interlocutores
- Lenguaje inclusivo y sensible a la diversidad de los receptores
- Habla en términos comprensibles para los interlocutores según intereses y características
- Apuesta por la sencillez y brevedad
- Evita los juicios de valor y las conclusiones precipitadas
- No interrumpas, salvo q sea imprescindible
- Busca retroalimentación
Y, por último, y no menos importante, como consecuencia de la importancia de la prevención para combatir y anticiparnos al estrés, recordar la importancia de llevar a cabo unos hábitos de vida saludable:
- Alimentación. Evitar los productos azucarados, la comida rápida, comer en función de la energía que vamos a consumir, e ingerir productos con unos niveles de nutrientes adecuados.
- Sueño. Dormir 7 u 8 horas es algo utópico para muchas personas. El insomnio cada vez es más frecuente y algunas de las causas pueden ser las siguientes:
- Demora del sueño por realizar otras actividades: ver televisión, charlar, trabajar, hacer deporte.
- Sustancias estimulantes (café, tabaco) o que alteran el sueño (alcohol) antes de dormir.
- Rumiaciones acerca de problemas con la consecuente activación fisiológica del organismo.
- Desajustes horarios por exceso de trabajo, viajes, etc.
- Deporte. En esta sociedad en la que pasamos gran parte de nuestro tiempo sentados delante del ordenador, televisión, o sin desplazarnos demasiado, es importante recordar los beneficios de practicar deporte:
- Protección frente a enfermedades.
- Liberación de endorfinas con el consecuente aumento de la sensación de bienestar.
- Descarga de adrenalina y por ello se reduce el estrés.
- Distracción de problemas y diversión.
- Eliminación de sustancias tóxicas. Ya sea alcohol, tabaco, tranquilizantes, fármacos en exceso… la sensación inmediata al consumirlos puede ser de relajación y placer, pero a medio y largo plazo, sus consecuencias son nefastas para el organismo y conlleva un riesgo alto para la salud general.
Loreto Gómez Cuenca
Psicóloga
Dpto. RRHH de León y Vergel Asesores