En los últimos años, se está generando el debate del uso de las redes sociales en la empresa. De hecho, el uso del correo electrónico y el acceso a la navegación por internet está en muchos casos restringido a solo unos pocos empleados. Por eso, el debate se reabre con la utilización de los móviles “smartphones” por parte de los empleados durante la jornada laboral.  Pero ¿es necesario restringir el acceso a internet para navegar? ¿quizás lo necesario es solo bloquear el uso de las redes sociales? ¿en el caso de los teléfonos particulares, cómo prohibir el uso del móvil sin afectar a  la motivación del trabajador? Por otro lado, ¿no sería más conveniente fomentar el uso del internet y las redes sociales para beneficio de la empresa?

REDES SOCIALES

La lógica básica nos diría que utilizando “firewalls” para el uso del internet y las redes sociales en los ordenadores, solo quedaría mandar una circular prohibiendo el uso del móvil durante la jornada laboral. Y todo esto, motivado por la creencia de que el internet y las redes sociales solo sirven para entretenerse, jugar y poco más.

Sin embargo, habría que estudiar la repercusión que estos recortes pueden producir en la motivación de los trabajadores, además de las posibilidades de crecimiento formativo de la empresa. Quizás sea interesante ver las necesidades de cada puesto de trabajo y abrir el campo de actuación, ya que además de poder obtener información inmediata y actualizada, también puede abrir nuevas vías de comunicación.

Esta apertura hacia el uso del internet, nos sitúa en una nueva problemática ligada al tiempo de utilización de las redes sociales, el grado de conocimiento de los usuarios, y el de implicación de la empresa en las mismas, haciendo participar a los empleados en su difusión.

En esta disyuntiva, la empresa ha de valorar no solo la posibilidad de conexión (lo positivo frente a la pérdida de tiempo por mal uso, o posibles accidentes por distracciones,…), sino también el tipo de control de los comentarios. La posibilidad de no poder controlar lo que se dice o como se dice por parte de los empleados, implica que en algunas organizaciones han optado por limitar el acceso y reducir el impacto.

Llegados a este punto, es necesario hablar del uso del “smartphone”, donde es incluso más fácil el acceso a las redes sociales que con los ordenadores, entre otras cosas por su condición de inmediatez, maximizando la difusión de las noticias y comentarios, ya sean de carácter personal como profesional.

La proliferación de smartphones, tablets y demás accesorios nos permiten estar conectados sin necesidad de que lo hagamos a través de nuestro ordenador, con lo que la idea de que se limite el acceso resulta inútil.

Pero además deberíamos considerar varias propuestas que nos ofrecen las redes sociales: como ser un medio de actualización permanente a un coste muy bajo; facilitar que la formación la escoge el interesado, pudiendo ser beneficioso para mas miembros en la empresa; mejoran la productividad cuando facilitan la comunicación entre los empleados y reducen las visitas a entes externos que pueden solventarse mediante internet; y sobretodo la posibilidad de difusión de la MARCA de la EMPRESA por parte de los propios empleados, transparentes y satisfechos.

Entonces, ¿prohibimos las redes sociales de carácter particular, o también las que pueden ayudar al desarrollo de la empresa?, aún cortando el uso de los dispositivos, ¿podremos controlar el uso de las redes sociales que realizan nuestros trabajadores? ¿tendría sentido hacer colaborar al personal en la difusión de comunicaciones en las redes sociales donde empresa puede tener impacto? ¿aumentarían las informaciones positivas de la empresa al sentirse mas participes e involucrados?

Jonathan Gavilán Luque

Departamento laboral